En la liturgia de la Iglesia, la Cuaresma es un tiempo de preparación al misterio central de la fe (que es la muerte y resurrección de Jesús, y que celebramos en cada Semana Santa). La Cuaresma son 40 días que hacen memoria a los 40 días que Jesús pasó en el desierto, en oración, en penitencia, en ayuno, para comenzar su misión de anunciar el Reino de Dios. Por eso, se procura que la Cuaresma sea un tiempo en que los cristianos nos preparemos para renovar nuestra vida en fidelidad a Jesucristo y al Evangelio. Es un tiempo privilegiado para profundizar en nuestra vida como discípulos de Jesús.
- ¿A qué nos invita la Iglesia en este tiempo?
Hay tres prácticas tradicionales en este tiempo de Cuaresma, tomando el ejemplo de Jesús, que en el desierto oró con mayor intensidad a Dios su Padre, que vivió días de ayuno y de penitencia. En recuerdo de eso, la Iglesia nos invita en este tiempo a una mayor intensidad de oración, de unión íntima con el Señor, para poder vivir más profundamente el Evangelio. En segundo lugar, privarnos de algunos alimentos y de caprichos, y compartir el fruto de esa privación con los hermanos más necesitados, que tienen dificultades para vivir una vida digna. También éste es un tiempo de penitencia y de austeridad, en el sentido de comprender que la vida no es sólo darse todos los gustos, por muy legítimos que sean, sino también para mirar al mundo de los más pobres y de los que sufren.